lunes, 14 de diciembre de 2009

Abrígate

¿Te acuerdas cuando tu madre te decía de pequeño: abrígate que hoy hace frío?, o
¡Ponte el chaquetón que te vas a resfriar!. A veces ella se salía con la suya y te ponía, no sólo un chaquetón, sino también una bufanda, un gorro de lana y dos pares de guantes. Claro, cuando tú luego salías al recreo te morías de calor con todo aquello puesto y te lo quitabas. Si había suerte te acordabas luego de ponértelo todo y si no salías sin nada puesto y ella te regañaba cuando te veía, en fin.

Ahora que hemos crecido nos sigue diciendo lo mismo pero ya no le hacemos caso cómo antes. Ahora le decimos: Uff, ¡Qué pesada!, o simplemente un ¡No tengo frío!. El problema es que ahora solemos tener un frío que no se puede quitar con ningún chaquetón, anorak , bufanda o jersey. Ese frío que tienes dentro y que no te deja respirar sin que te hiele las cuerdas vocales, con la consecuencia de que no tengas ganas de hablar con nadie, ni siquiera contigo mismo. El frío que los de tu alrededor te intentar quitar y no pueden, no pueden por mucho que lo intenten. Lo único que se puede hacer en estos casos es que algo desde tu interior te caliente, a buscar ese 'algo' es a lo que se reduce la vida humana.